viernes, 15 de febrero de 2019

¡Socorro, han garabateado un cliché en mi espejo!

Una de las novelas con que acabé enero fue La mujer tras el velo. Se trata de un thriller que leí en colaboración con el autor, Álvaro Navas, y que seguro que a más de uno no le resulta desconocido, ya que en bastantes cuentas de Instagram se ha estado hablando de  él últimamente. Desde luego, el autor ha estado haciendo un gran esfuerzo por dar a conocer su texto. O más o menos grande, teniendo en cuenta que hace meses ya me lo había pedido, que leyera su obra, pero sin molestarse demasiado en comprobar si era el perfil de lector que buscaba (me felicitó por un blog que por aquel entonces ni siquiera tenía pensado crear). Por eso, no fue hasta el mes pasado que, tras recibir por segunda vez su ofrecimiento, decidí aceptar.
*Un consejo para nuevos escritores (y en verdad para cualquiera): antes de poneros en contacto con alguien para llamar su atención sobre vuestro trabajo, investigad si esa persona forma parte del público objetivo al que va dirigido (o si tiene blog). Además, tened en cuenta que da una pésima imagen recibir un email que ha sido reenviado a otras doscientas personas; intentad ser cercanos y personalizad cuanto podáis el contacto con el otro. A nadie le gusta que le hagan sentir del montón.*
La sinopsis, en cualquier caso, es la siguiente:
Ainara es una profesora de origen árabe que vive y trabaja en Madrid. Su amor por la enseñanza y el cariño de los alumnos son las mayores satisfacciones de su día a día, junto con una vida independiente y la fidelidad a sus aficiones. No obstante, una tarde tormentosa de mayo algo sucede que acabará calando profundamente en la mente de la joven: una nota en su buzón cuyo malicioso mensaje suscita de entrada desasosiego y dolor: «no eres quien crees ser». Ainara, dando por hecho en un principio que se trata de algún alumno resentido, obvia el detalle hasta que una serie de acontecimientos, cada vez más siniestros, la hacen cambiar de opinión. Así se inicia un juego macabro que la hace dudar sucesivamente de su identidad, de su pasado y, sobre todo, de lo que le depara el futuro.
Esta novela cuenta con 438 páginas según Goodreads, aunque mi ebook dice que son 282, y fue impresa hace cosa de un año por la editorial Esdrújula. Y digo impresa y no editada porque el trabajo editorial que se ha hecho aquí es prácticamente inexistente: no hay ni una sola página en la que no haya faltas de ortografía, erratas, conceptos equivocados, incoherencias sintácticas, contradicciones de la trama, cabos sueltos, etcétera, etcétera. Por eso sospecho que es bastante probable que me encuentre ante una editorial pirata.
*Un consejo, esta vez para futuros escritores: no tengáis prisa por publicar ni os echéis en brazos de la primera editorial que os ofrezca un contrato. O como mínimo, leed lo que pone (¡la letra pequeña la carga el Diablo!). Informaos bien sobre cómo funciona el mundo editorial tradicional, investigad a las editoriales y si no os convencen, sopesad la autopublicación. Todos esos fallos que he mencionado son los propios de un borrador, y ninguno de ellos debería haber llegado a mí, la lectora, pues la editorial debería haberlo impedido. Ese es su trabajo, corregir la expresión, pulir la trama, además de maquetar, distribuir y publicitar. Las editoriales tradicionales trabajan codo con codo con el autor para convertir su manuscrito en algo decente. Aquí, aquí y aquí dejo algunos vídeos muy interesantes sobre cuáles son las ESTAFAS que podéis sufrir si os dejáis llevar por la impaciencia y cómo evitarlas.*
*Otro consejo: si habéis acabado vuestro primer borrador, daos la molestia de revisarlo y corregirlo cuantas veces haga falta. No tengáis miedo de borrar palabras, frases o incluso escenas enteras. Haced, rehaced y deshaced sin miedo, que ya os digo yo que la mejor versión de vuestro texto nunca será la primera (ni la segunda). Y una vez creáis haber acabado con las correcciones, mandádselo a un corrector profesional. Seguro que, por muchas veces que lo hayáis repasado, esa persona será capaz de señalar aún mil mejoras posibles.  Estos otros vídeos que os dejo aquí, aquíaquí os darán una idea de lo importante que es todo esto.*
Pero por si esos atentados lingüísticos fueran pocos, aún hay que señalar el propio estilo del autor, que, en mi opinion, abusa de las elipsis verbales y los guiones largos (en español tenemos los paréntesis, los dos puntos y los puntos y coma, según el contexto; no hace falta recurrir a signos de puntuación ajenos a nuestra lengua, con conocer los que ya tenemos basta).
*Consejo de filóloga a la que se le han olvidado ya la mayoria de cosas que aprendió en la universidad: intentad aprender todos los días algo nuevo sobre la lengua en la que escribís. Empezad por leer como leería un escritor, esto es, sumando a la diversión el fijaros cómo usan la lengua otros autores. Y sobre todo, desconfiad de las traducciones. Además, siempre que os topéis con vocablos desconocidos, buscad su significado. También ayudan las aplicaciones para aprender nuevas palabras (yo uso Palabra del día, pero si conocéis otras, comentádmelo).*
Además, deja inacabadas metáforas con ínfulas y mezcla jerga barriobajera con términos cultos sin ninguna especie de sentido estético. Por otra parte, dichos términos cultos, estoy segura, están ahí por ser sinónimos parciales de algún término más acertado pero que el autor debió de considerar demasiado humilde.
*Consejo de una enamorada de las letras: por favor, al escribir sencillamente escribid como hablaríais. No busquéis palabras que en la vida habéis usado ni oído usar a nadie sólo porque «suena a intelectual», que se va a notar. Cuidar el estilo y tener inquietudes estéticas en relación al uso del lenguaje no tiene que significar necesariamente ser un pedante rimbombante. Creo que lo mejor que se puede hacer por la literatura es escribir desde la humildad, el conocimiento y el amor a la palabra. No obstante, si todo esto os parece muy abstracto, quizá os ayuden más estos vídeos.*
*Apéndice del consejo anterior: Si tiráis de diccionario de sinónimos, procuraos uno decente, y contrastad la información con otros diccionarios, tanto de sinónimos como de definiciones. No existen los sinónimos totales, ni siquiera en cuanto a las acepciones, ya no digamos si hablamos de connotaciones. Cada palabra es única; no las tratéis como ganado.*
Tampoco me gustaron los diálogos que mantienen sus personajes. Los encontré repetitivos, insulsos, superficiales, cursis y, en fin, carentes de relevancia para la trama. Son relleno puro y duro, vamos.
*Otro consejo: Si la trama puede avanzar perfectamente sin algo, una escena, un diálogo, lo que sea, quitadlo. En serio. Por mucho que os guste y muy inteligente o novedosa que os parezca vuestra aportación, BORRADLA. Y borrad doblemente deprisa si con ello, además de rellenar inútilmente páginas, dais vuestra opinión sobre temas de actualidad de los cuales sabéis sólo lo que por la televisión o en el bar se dice. 
*Otro apéndice: Desde luego, esto último no quiere decir que no podáis hablar en vuestros textos de, yo qué sé de qué, inmigración, feminismo. No, lo que quiero decir es que si lo hacéis, procurad antes haber estudiado dichos temas en profundidad y desde todos los frentes posibles. Hablad con gente que tenga opiniones diferentes. Leed libros sobre esos asuntos. MOVEOS, FORMAD UNA OPINIÓN PROPIA. Si no, caeréis estrepitosamente en la telaraña de los prejuicios y los clichés, y eso es algo que los lectores no perdonamos. Yo al menos no.*
En relación a lo dicho en el apéndice no puedo evitar señalar que se metiera en la boca de Ainara, la protagonista, una supuesta feminista que llega a definirse en determinado momento a sí misma como «una mujer adulta y liberal que no tenía que dar explicaciones a nadie de cómo, cuándo y con quién utilizaba su cuerpo», consejos tales como el siguiente (que resumo porque me da toda la pereza ya): si un capullo te parte el corazón, no es culpa de él, porque ya sabes, boys will be boys; si un capullo te parte el corazón es culpa tuya porque las mujeres tenemos que «hacernos respetar», así que para la próxima ya sabes, no pienses con la vagina, que ya piensa él con el pene. ¿Es o no es un ejemplo perfecto de los gazapos que se pueden evitar con un conocimiento más extenso del asunto tratado?
Pero era obvio que iba a odiar los diálogos teniendo en cuenta que los personajes me parecieron horribles. Y no me refiero con eso a que sean contradictorios, como acabo de señalar (creo que un personaje bien construido puede ser perfectamente contradictorio). Ni tampoco al hecho de que sean personajes totalmente planos, que lo son. No. Son horribles porque responden a una visión maniquea de la realidad. Dicho de otro modo, son meras personificaciones del ideal de bondad (clichés de cómo debería ser una profesora, un caballero, un amigo o un alumno perfectos) o de maldad (aqui entrarían los acosadores, obvio). Podría citar decenas de ejemplos de este maniqueísmo idealista, pero me limitaré a traer mi favorito, que aparece cuando uno de los secundarios es secuestrado. Entonces, dicho personaje, lejos de anteponer su propia integridad física (¡que estás en una cabaña siniestra y acabas de ver un cadáver, coño!), se dedica a demostrarle al lector la pureza de su amistad no pudiendo hacer otra cosa que soltar este tipo de abnegadísimas sentencias:
"A la deriva como uno de esos transatlánticos de las películas en blanco y negro. Varada cual sirena de las leyendas nórdicas. Una Robinson Crusoe en toda regla, hablando sola y haciendo puzles como una niña de siete años, aunque esa niña buscaba aliento a cada segundo para avisar a su amiga de lo que se le venía encima. Por ella, lo que fuese."
Seamos sinceros, nadie de más de quince años dice «por mi amiga, lo que fuese», y teniendo en cuenta lo peliagudo de la situación, tampoco nadie más joven. De hecho, sólo se me ocurre una razón para que ese personaje suelte esa cursilada en semejantes circunstancias, y es que sea el satélite de una Mary Sue.



La sospecha, así pues, nace: ¿es Ainara una Mary Sue? ¡Oh, cielos! ¿Cómo es posible? Es posible, y no sólo eso: también es demostrable, mi querido Watson. Para ello me atendré a los rasgos que se le otorga aquí a este tipo de personaje (generalmente protagonista en Occidente):
1. La Mary Sue recibe toda la atención de los demás personajes, de modo que las conversaciones, pensamientos, preocupaciones y acciones del resto la tiene siempre como eje central y sin que ella haya hecho nada para merecerlo (es una atención desproporcionada, en resumen).
En el caso de Ainara, no es sólo que no haga nada para merecer cosas como la preocupacion exagerada y maternal de sus amigos, sino que hace todo lo posible por desmerecerlo. Así, mientras hay gente muriendo o siendo secuestrada por su causa, ella aprovecha para salir de fiesta (LOL). Quizá fuera necesaria para la trama esa juerga, pero para mí fue sencillamente absurda; podrían haberse desencadenado a continuación los mismos sucesos de mil formas más interesantes y originales.
2. La Mary Sue siempre tiene uno o varios rasgos físicos que la diferencian de la masa y la convierten en una especie de unicornio.
Ainara, como rasgo distintivo y exótico, tendrá su origen egipcio y sus rasgos raciales árabes. Porque, como todos bien sabemos, en Madrid no hay comunidad musulmana; allí sólo viven cristianos viejos, ¡todos los cuales son ários ariísimos! Espera, espera, ¿qué? ¿Cómo que en España hay dos millones de musulmanes, de los cuales la mitad son nacidos españoles, no inmigrantes? ¡Mentira, populismo! Vale, ya paro con el sarcasmo. Tan sólo dejadme recalcar lo IMPORTANTÍSIMO que es para quien quiera dedicarse a escribir como algo más que un hobby que, una vez corregido el borrador y todo el rollo, se moleste en darlo a leer a lectores cero y de sensibilidad. Así se evitan cosas como embrutecer el relato con una visión etnocéntrica, o incluso xenófoba, como puede entreverse en sentencias tales como «el machismo propio del mundo musulmán». No, mira, el machismo no es «propio» de ninguna cultura, región o religión concreta; el machismo es una lacra en todos los rincones del planeta. Creer que el machismo es «propio del mundo musulmán» es lo que lleva a afirmar cuando una mujer es violada o asesinada en no sé, Arabia Saudí, cosas como "menudos salvajes", mientras que si lo mismo sucede en España la culpa es de ella, ya que "seguro que es una guarra", "a saber qué haría".
*REPITO Y RESUMO: si das por acabado tu manuscrito, dáselo a leer a lectores cero y lectores de sensibilidad. Estos últimos son especialmente importantes si tu protagonista forma parte de un colectivo al que no perteneces, ya que es más que probable que vayas a meter la pata debido a que desconoces su cotidianidad (si picáis encontraréis un par de vídeos explicativos de estos conceptos, que me parecen imprescindibles para cualquiera que quiera hacer de su escrito algo mínimamente digno de ser leído).* 
3. La Mary Sue no tiene personalidad definida, sino que es más bien un medio empleado por el autor para expresar sus opiniones y pensamientos, además de darle escapada a sus fantasías (en otras palabras, es un álter ego idealizado del autor).
Como ejemplo de esto, además de las contradicciones mencionadas de la protagonista, podría señalar otros muchos puntos en los que una se encuentra con la voz del autor trasluciéndose en la del narrador, al hablar de los pensamientos de Ainara, dando opiniones que pretenden ser profundas e inteligentes sobre "la sociedad actual" (odio este sintagma). Dicha sociedad se encuentra representada en la masa amenazante y carente de valores  que ocupa las calles madrileñas, con sus caños fruncidos, sus prisas altivas y sus «mentes cerradas» (aunque también hay alguna vez en que se dice de ella que es «abiertas de mente», no me aclaro).
4. La Mary Sue tendrá indefectiblemente un poder o talento sobrenatural o inaudito, de modo que será admirada y se granjeará un trato preferencial.
En el caso de Ainara, ese don será su capacidad para coordinar y manejar grupos de personas (de ahí que sea una docente modelo admirada por absolutamente todos, etcétera, etcétera).
5. Toda Mary Sue que se precie carece de defectos, o si los tiene, sólo puede verlos ella, porque para el resto son rasgos que la hacen irresistiblemente atractiva.
Ainara, por su parte, se queda en la Mary Sue más básica y se nos muestra inhumanamente perfecta.
6. Uno o más personajes se enamorarán de la Mary Sue a lo largo de la historia. En el caso de surgirle varios pretendientes, sólo el preferido del autor será el que se quede con ella, incluso aunque para que así sea la trama se retuerza con giros forzadísimos y poco realistas.
Este punto me parece especialmente gracioso, ya que la historia de amor, además de nacer instantáneamente y de la nada, es por completo innecesaria. Así, Ainara, de repente y sin saber yo muy bien por qué razón, aparece imaginándose que un determinado personaje masculino, al que prácticamente no conoce y que rechazó vete tú a saber por qué (bueno, sí lo sabemos, para «hacerse respetar»), como padre de sus hijos. Y por si esto no fuera lo bastante increíble, después se descubre a dicho señor alcoholizado y hundido en la miseria más absoluta debido a que ella, una desconocida, no le quiso besar. Me diréis que no es forzado ni nada.
7. Toda Mary Sue siempre siempre siempre tiene un pasado familiar trágico, bien porque quedó huérfana, bien porque fue maltratada.
También aquí Ainara cumple con lo esperado (incluso aunque sea incapaz de recordarlo, claro está).
8. La Mary Sue descubre a lo largo de la trama algún parentesco con otro personaje.
Nada más comenzar la lectura de esta novela ya me pareció obvio de quién iba a ser familia (si a ti también y quieres comentarlo, avisa del spoiler).
9. Los antagonistas carecen de razón de ser; se oponen a la Mary Sue sólo porque la trama exige un conflicto; carecen de justificación.
El noveno punto pretende ser solucionado hacia el final del libro, que voy a destripar a continuación, por lo que si no quieres comerte EL SPOILER MÁXIMO, salta hasta el siguiente consejo. Bien. El insustancial periplo de Ainara la llevará a Roma, donde se descubrirá que, pese a todo lo integrada que parecía en nuestra idílica y liberada sociedad occidental (bebía alcohol y se desmadraba, recordemos) es en verdad una terrorista islamista chiflada capaz de cometer los peores y más sangrientos atentados. Porque claro, si eres árabe o musulmán, o ambas cosas, necesariamente has de dedicarte a poner bombas y matar a los europeos de verdad, los europeos blancos.



Pero no voy a insistir en los estereotipos islamófobos subyacentes, ni a comentar el simplismo de reducir el terrorismo a una especie de locura inducida. Prefiero pasar ya a echar por tierra la supuesta originalidad del final, que es defendida en prácticamente todas las críticas que he leído de La mujer tras el velo. Porque no, no es original; es un "todo estaba en su cabeza" de manual. Shuter Island, Alicia en el País de las Maravillas, El laberinto del fauno, Los Serrano, El secreto de los Marrowbone o Una mente maravillosa tienen el mismo final. Y me diréis, ¡pero Herme, si este libro es un churro por tener ese final, entonces esas películas, libros y series que mencionas también lo serán! Y no, o no necesariamente. Para que un final como éste sorprenda, toda la historia anterior debe tener sentido, resultar creíble, y a la vez necesita de pequeñas pistas que pongan de manifiesto su verdadero ser (en el caso de Shutter Island, por ejemplo, se juega mucho con los fallos de raccord). Y La mujer tras el velo no tiene ni lo uno ni lo otro; la historia desde el principio carece de sentido, por lo que no se establece el pacto ficcional, y consecuentemente, cuando llega el final, no sorprende. De hecho, creo que era el desenlace esperable ya que no había otra explicación posible a tanta paranoia.
FIN DEL ESPOILER MÁXIMO.
*Penúltimo consejo: por absurdo y extravagante que sea el mundo en el que se muevan vuestros personajes, si consiguís que constituya una realidad coherente, el lector lo aceptará como válido y se lo creerá. Ese es uno de los rasgos más básicos y necesarios, la coherencia, para que se produzca el pacto ficcional. Sin embargo, si hay contradicciones, no hay coherencia, y por tanto, tampoco verosimilitud, es decir, apariencia de verdad, que no necesariamente es lo mismo que apariencia de realidad.*
En conclusión, el único rasgo que no comparte Ainara con la Mary Sue prototipo es el de no tener el mismo género que el autor (lo cual es una lástima, porque si en vez de haber sido una Mary Sue hubiera sido un Gary Stu, hubiéramos podido acabar la reseña gritando "¡bingo!").
*Aquí me apropio del consejo de Esther Recuero al hablar de este tipo de personaje: si no os véis capaces de darles defectos y hacerlos más creíbles y menos maniqueos, MATADLOS.*
Por todo ello, y por más cosas, como son la aparición de elementos previsibles en el género («el misterioso mensaje garabateado en el espejo» o «la cabaña siniestra en el bosque») o la incomprensible estructuración en zouras, no es una lectura que recomiende. Entonces, ¿por qué hago reseña? ¿Porque me enorgullezco de ser una hater incendiaria, acaso? Nada más lejos de la realidad; no me enorgullezco nada de esa faceta mía. Decidí hacer reseña porque al ir avanzando en la lectura comprendí que este libro me daba la oportunidad de comentar cosas importantes, como el peligro de las editoriales pirata, o todo el trabajo que implica realmente ser escritor. Espero haber sido capaz de convertir mi crítica destructiva en algo constructivo y haber ayudado a más de un futuro talento literario.

Puntuación dada en Goodreads: 💩/5

Por cierto, si queréis leer una historia con una protagonista musulmana de calidad os recomiendo la novela gráfica Habibi, del estadounidense Craig Thompson. Es sencillamente perfecta; aborda desde una visión mística de la realidad problemas de tanta actualidad como las relaciones entre el primer y el tercer mundo, la pobreza, la migración o los derechos de la mujer. Asimismo, la famosísima Persépolis, de la iraní Marjane Satrapi, me parece una lectura imprescindible. Ambas son obras de 5/5.